¿FOCAS? SÍ PERO CON PRISMÁTICOS



Dar la vuelta a la isla en tan sólo 8 días significa que uno de esos días, la carretera va a ser tu única acompañante. Desde Akureyri hasta la Península de Snaefellsnes hay aproximadamente 400 kilómetros. Unas cuantas horas cuando no puedes pasar de 90 por hora, y más cuando te cortan la carretera por un accidente y te desvían por un camino rural. Es muy raro ver accidentes en Islandia y no había más que ver la cara apesadumbrada del policía que nos desvió por la carretera secundaria para darnos cuenta de que un accidente por estos lares es toda una noticia. Desgraciada noticia.


Pues a lo que iba, que hoy se presenta como un día coñazo de conducción con apenas atractivos turísticos. Aún así pararemos a mitad camino, en Hvammstangi para ver focas. Dicen que las hay. ¿Las veremos nosotros? Allí vamos rodeando una península que hay justo al norte de esta población con el fin de avistarlas. Dicen que las veremos tumbadas en la playa. Lo que no nos "dicen" es que están en una playa inaccesible y que sólo podemos vislumbrarlas de lejos con prismáticos. Haberlas, haylas, pero decepciona un poco contemplarlas desde tan lejos, como nos sucedió con las ballenas ayer. Eso sí, el entorno, rodeado de acantilados y algún farallón de formas imposibles que emerge del agua frente a la playa es realmente bonito.


Continuamos de tirón hacia la Península de Snaefellsnes. Hacia Grundarfjordur. ¿Se puede poner nombres más complicados a los pueblos? Con nuestro C4 maltrecho desde que vimos que llevaba el cable de freno colgando con una brida de único sustento, intentamos evitar carreteras rurales, vamos, las pistas forestales de toda la vida. Algunas veces lisas como una autopista, pero otras...como un campo de golf, llenas de agujeros. Y así nos surge la eterna duda de seguir el mapa por el trayecto más corto, o asegurarnos yendo por una carretera principal. Acabamos arriesgándonos y...¡bingo! esta vez la carretera que recorre por el norte la Península de Snaefellsnes, ésa que sobresale al norte de Reykjavik, está en buenas condiciones.


Así llegamos a nuestro destino: Grundarfjordur. Un pueblo costero fantasma. sin un alma por la calle y un Guesthouse lleno de españoles talluditos y con la oreja un poco taponada (o sordera o un poco de mala educación ya que campaban a sus anchas gritando y abriendo y cerrando puertas constantemente). Si a eso le sumamos que nuestra habitación estaba entre la cocina y el baño, no os quiero ni explicar las ganas que teníamos de perderlos de vista. Paradójicamente en el pueblo ni se escuchaba ni se veía un alma. Parecía que un virus letal había arrasado el pueblo. Los columpios balanceados por el viento, las bicicletas sin candado alguno (como siempre) tiradas en el jardín frente a la casa...Ni tanto ni tan calvo. Un poco de vidilla al pueblo no le vendría mal. Pero desde luego NO la que aportaban la pandilla de españoles rozando los 50, pero comportándose como adolescentes rompiendo ese ambiente tan de Twin Peaks que vivimos en Grundarfjordur.

RECORRIDO: Akureyri-Grundarfjordur (400 km.)



No hay comentarios: